Las grandes compañías, las peores pagadoras

El 57% de las empresas señala que las grandes compañías son las organizaciones que peor pagan. Una encuesta llevada a cabo por la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad (PMcM) destaca que a mayor tamaño de un negocio y un volumen de facturación más importante, más reticentes son a abonar sus facturas a tiempo. Las pymes, por el contrario, se perciben de una manera más positiva –solo uno de cada cuatro encuestados las señalan como ‘malas pagadoras’– y las microempresas y autónomos apenas son señaladas por el 19% de los participantes en este estudio de campo.

Los sectores más informales a la hora de afrontar sus obligaciones de pagos son la construcción y el ámbito inmobiliario (así lo apunta el 66% de los entrevistados). Por el contrario, el comercio y los servicios, el industrial o el ámbito de la energía son los mejor valorados. Este último apenas lo señalan como mal pagador el 1% de las empresas participantes en el informe realizado por la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad.

Los plazos de pago son otra de las claves de esta cuestión. Casi cuatro de cada cinco compañías reconoce que les ofrecen contratos de pago a plazos superiores a 60 días “siempre o frecuentemente”. Esto incumpliría la Ley de Morosidad. Solo un 9% afirma que jamás les han ofrecido acuerdos que sobrepasen lo que marca la legislación a este respecto.

En cuanto al régimen sancionador, una normativa por la cual se multará a las enseñas que incumplan reiteradamente los plazos de pago, un 66% de los encuestados considera que las más afectadas serán las grandes corporaciones (66%), seguidas de las pymes (24%). Apenas un 10% indica que las más afectadas pueden ser las microempresas o los profesionales autónomos.

Este reporte “refleja el clamor” de las empresas por “terminar con los abusos” de las más grandes, explica Antoni Cañete, presidente de la PMcM. Destaca que la mayoría de los negocios ha sufrido alguna vez retrasos en los cobros, algo que afecta de forma muy negativa la competitividad en el mercado exterior y “daña la imagen” de nuestra economía.