Fusiones: la asignatura pendiente de las pymes
Las pequeñas y medianas empresas (pymes) constituyen el auténtico músculo de la economía española. ¿Cómo se podría entender el sector servicios sin el concurso de los comercios, de los establecimientos de restauración o de las tiendas de alimentación? Las pymes representan más del 99% del sector productivo español. Un grupo de empresas que se enfrenta a su asignatura pendiente, el incremento de tamaño para competir mejor a través de las fusiones.
El 95,7% de las empresas españolas son muy pequeñas. Apenas cuentan con 10 trabajadores. En los países de Europa, el número de pymes casi tres puntos menor, ya que representan el 92,8%. Superan con amplitud varios cientos de trabajadores. Empresas así tienen más músculo para poder sobrevivir en condiciones adversas, al tiempo que cuentan con mayores herramientas de cara a la internacionalización de su negocio.
Las fusiones se han convertido en una de las estrategias de cara a alcanzar uno de los objetivos más ansiados en estos momentos por los jóvenes empresarios españoles: el de la internacionalización de la empresa.
Existe un clima favorable a las fusiones en España. Entre los factores que empujan este tipo de procesos se encuentra la subida de las cotizaciones en bolsa. A pesar de las correcciones en los últimos meses, el mercado de valores ha registrado una revalorización del 25% en los últimos cinco años, desde algo menos de los 8.000 puntos el nivel de los 10.010,40 con que cerraba ayer. Esta condición permite a las empresas pedir un volumen mayor de financiación cara a una eventual fusión. Además, los tipos de interés se encuentran en los más bajos niveles de la historia por lo que el dinero sale más barato que nunca.
Tampoco hay que olvidar que los jóvenes emprendedores que fundaron empresas en los años setenta se encuentran ya cerca de la edad de jubilación, por lo que existe una corriente de venta de empresas de cara a este nuevo estado laboral.
Tamaño
El aumento de tamaño no debe ejecutarse de espaldas a la competencia. Las empresas deben evitar basar su decisión de fusión o adquisición en factores de corto plazo, como el ahorro de costes, o en motivaciones de índole personal o de especulación. La necesidad de sobrevivir en situaciones de crisis, ganar tamaño para acceder a los mercados con mayores garantías y la sucesión de la empresa en el caso de que los dueños han alcanzado una edad para retirarse son algunos de los criterios más empleados a la hora de llegar a acuerdos de fusión. Una variante de la segunda motivación es la lucha para situarse en los mercados exteriores, donde el tamaño es muy importante.
Las fusiones pueden realizarse entre empresas afines y competidoras. Hay una serie de planteamientos que se deben realizar de forma previa. La compatibilidad de la plantilla resulta muy importante. También la necesidad de ajustar el número de trabajadores después de la integración. De especial trascendencia resulta la diferencia de condiciones económicas entre las dos plantillas que podría obligar a alcanzar un protocolo de equiparación de condiciones laborales con las fuerzas sindicales.
Ejecución
Una fusión requiere un concienzudo diseño y ejecución. A la hora de plasmarlo en papel hay que dejar muy bien estipulada una serie de condicionantes, como son la definición de los objetivos de la nueva compañía, el número de sociedades que pueden participar, las normas para la valoración de cada uno de los socios y los protocolos de resolución de conflictos.